Delirios mentales

Cualquier delirio mental que podamos a tener a nivel individual se queda corto ante el delirio colectivo del que somos partícipes en la actualidad.

Nunca antes se vio semejante deshumanización, animalización y degeneración del hombre. Hemos sido desprovistos de nuestra esencia espiritual, y se nos ha imposibilitado el desarrollo de ésta, que no deja de ser la principal necesidad.

Cuando antes el hombre simbolizaba el héroe triunfante ante la cárcel material de la cual se liberó, hoy aceptó su castración y el único indicio de su espíritu es la frustración que lleva contenida.

¿Cuando volverá a ser libre?

Pequeños detalles escriben historias con un mismo final.
Nunca hubo un principio, cómo comenzar...
En los surcos de la arena hay lágrimas olvidadas.
En las olas del mar, abrazos por dar.
Hay quien respira pero no sabe volar.

Descontractura el náufrago empeño de las carmínidas olas del desenfreno. Todos los posos de café son irreversibles. Dame ese rifle, hijodeputa. Tengo un cavernícola en la punta, no vacilo. Tengo a todos atados al asilo. Tengo una broca del quince y un armario con sífilis. Voy a atarte a ese árbol donde los niños escriben la basura que sus padres les inyectan en los tobillos. Obispos de cera, hermanos de la tormenta. Hijos de la santa inquisición, no escaparéis de los grumos que se forman en las profundidades de las alcantarillas. Se mancharán vuestras telas, lloraréis; qué pena. ¿Sirve tu Dios para saldar mi condena?

Buena idea, vomitad esto aquí y dejad de dar el coñazo en el autobús, o en el trabajo. Ya estoy cansado de tener que oiros.

Kokoro - Kokó - Kokorikooooooooo ^^


--> Odio su cara


"Si me quieres como dices, demuéstralo: escúpeme en la cara"...


Tutaaaina tuturumá turumá...



¡Vámonos que nos vieron!

Me encanta este hilo sois geniales. No pongo nada porque no me siento a la altura

¡He visto un duende!...  ¡¡Os lo juro!!  

Iba muy alegre dando saltitos con su ridícula risa: "juejuejue" ; yo le miraba y el sinvergüenza me esbozaba esta mueca: ; luego entonaba villancicos con su flauta dulce y le arrojaba trozos de pan duro a los gatos que transitaban cerca...

Me metí a la casa para no verle más la jeta, pero el carajito se coló dentro y me ha estado tocando los huevos por un buen rato...  Se bebió la cerveza, me pellizcó varias veces y por si fuera poco ha escondido las llaves del coche; ahora tendré que ir al súper caminando  

¡Oh, duende gonorrea, ¿qué quieres de mí?!  

Pero que sepas que no tengo te miedo, enano miserable: ¡¡¡TENGO UN ESCAPULARIO ESPERANDO POR TI!!! 

- No me toques ahí.

- ¿Dónde?

- Aquí.

- ¿Ahí?

- Sí.

- ¿Entonces dónde te puedo tocar?

- En ninguna parte; no toques, simplemente.

- ¡¿Perooo por qué?! Si yo quiero tocarte allí, allá y acullá.

- Pero toca delicadamente, suavemente. ¿Vale?

- Vale.

- ¿Podría hacerte una pregunta?

- Chi.

- ¿Por qué el cielo es azul?

- Porque Diosito lo quiso así.

- JJAJAJAJAJAJSJASKOJHDSQAHJDHDHQFD

─Estamos aquí congregados, queridos hermanos y hermanas, para celebrar la unión matrimonial entre Ramón Morales Quispe, natural de La Paz, Bolivia; y Maitane Aristi Uzuriaga, oriunda de Zarautz, País Vasco.

Rubricamos hoy entre familiares y amigos una alianza espiritual y corpórea que constata que el amor puede derribar y traspasar todas las fronteras geográficas y culturales; que nos enseña que el cariño entre dos almas no conoce de credos, razas o procedencias... Un enlace, pues, que es ejemplo para el mundo.

Que Cristo bendiga copiosamente la unión conyugal de éstos sus hijos. Y si alguno de los presentes tuviese algo que objetar, que hable ahora o calle para siempre....

*Se hace el silencio en la parroquia*

─¡Los españoles nos robaron el oro!  ─irrumpió un estridente y acalorado grito.

*Se tensa el ambiente en la parroquia*

─Los sudamericanos sois culpables de la crisis y corrompéis la sociedad ibérica ─emergió de improvisto y como respuesta otra excitada voz.

*Se agita la muchedumbre entre confusos murmullos*

─¡Vuestras objeciones no tienen ningún sentido, so bestias! Habéis puesto triste a Diosito con vuestro retraso ─Replicaba el sacerdote colérico.

A la mierda con vuestras pegas: ¡Os declaro Panchito y Galleguita!  

─

─

─  

─

─ AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAMÉN

Os diré algo y es que soy capaz de volar bajo tierra. También puedo excavar hacia el cielo y encontrar nidos de topos.

No hay nadie tan cuerdo como yo, dijo la cuerda de guitarra, antes del sol re di mi do.

Primera escena: Cuatro enanos bailando reggaeton.

Segunda escena: Un teletubbie liándose un porro.

Tercera escena: Tres esquizofrénicos armados con katana.

Cuarta escena: Dos cerdos con peluca.

Título de la obra: ¡Busca ayuda, puto enfermo!

En la oscuridad todo es verdad.
La luz se ha ido y con ella el camino.
Hay flores en los charcos, marchitas.
Vuela lejos un halcón, libre.
Sólo quedan eternas canciones.
Hay un puzzle inacabado de sueños.
Se ha dormido el despertar.

En ocasiones oigo el silencio de las ratas cantarinas que disparan balas de amor a los pobres carteros voladores del planeta Toxic 14 Alpha Centauri (también conocido como el planeta de nunca jamás)

Cual gamusino, imaginario, existo.
Veo un atajo, de barro.
La silueta de la pared no es tal.
Los sonidos están mudos.
El papel, mojado. 
La ventana es redonda.
El mundo, cuadrado.

Ceda el paso. Craso error el de romper el vaso. Insospechadas manos sostienen la noche. Benditas aguas que de las rocas brotaban. El olor a nostalgia que no conocías. Cae el cielo y la tierra te abraza. Te mece en sustratos de piedras amargas. Divisando el ocaso entre dos galletas. Ocaso de mantequilla, ocaso de tierras santas. Ocaso que aparecía y en tres mil horas partía. Cuando todo era todo, cuando nada no era. Imposible ser mientras no puedas ver. Inocente flor acuática, recuérdame el eterno ocaso. Ocaso de mantequilla, crujientes nubes multicromáticas. Quisiera volver a ese lugar sin nombre. Quisiera conocer las coordenadas. Quisiera embriagarme del aroma de nostalgia, de la crujiente inocencia, de la azafranada calma. De la aventura cálida que la mantequilla guardaba.

mucha creatividad, bravo, en la vida se me ocurrirían cosas semejantes,

No tener habilidad social es una putada

En la roca del centro, en el arbusto tercero. Desde aquí no puedo ver, no. Demasiada frondosidad, demasiados cuervos. Ahora no puedo, no puedo.
Se reboza el alma, se estremece el cuerpo. Mas se torna roca y no siente el viento.
Un nuevo océano podría haber surgido de lágrimas domésticas que ya han desistido. ¿O quizá no?
Si no fuese gris, si no fuese gris... Pero soy gris.
Siempre la luz blanca, siempre. No importa si es rápido o lento. No existe el tiempo. Aquí no.
Nunca estuve, nunca estoy. Siempre estoy, siempre estaré.
El agua dulce no debería ser. No. No tanto, por favor. Tampoco queremos que esté coloreada. Si es tan amable... Gracias.
Y entonces... Cuando la dimensión no es la de siempre, aparecen esos adorables seres voladores, violáceos y brillantes, que recogen con esmero todo aquello que una piedra con síndrome de Diógenes tenía guardado en su colmena. Y así, polinizan las flores que ya no lloran. ¿O quizá sí?
Ni siquiera se sabe si es verdad. Claro que sí, claro. Pero...

Y sus destellos irrumpen con rayos que traspasan la habitación... Y se llena todo de luces y de un vapor que huele a chicle y a látex, y siento cosquillas en el estómago... De fondo, las gotas de lluvia crean melodías al caer sobre el asfalto; y si me prendo a vos, todo está bien. No quiero soltar. Clava tus uñas en mi espalda y déjame perderme en el universo de tu pelo.

Viejo insolente; viejo ególatra e ignorante, viejo reprimido y mezquino; viejo embustero y puritano, viejo obsoleto, viejo ridículo... Viejo que huele a ropa guardada y a pomada de alcanfor. ¡Viejo pantalonetudo!

Viajo en un elefante amarillo volador y a mi lado me acompaña un camaleón juguetón que no para de dar saltos hasta las nubes; puedo ver ríos, lagos, países, continentes, todos ellos sin fronteras, puedo ver cómo los pueblos se ayudan y abrazan como hermanos, cómo las guerras son sólo leyendas que nunca ocurrieron, cómo el ser humano convive en perfecta armonía con la Madre Naturaleza

Mi mente se pierde entre zumbidos de abejas que insertan sus aguijones venenosos llenos de imágenes pasadas, tormentosas, brumosas. La analgesia emocional no alivia el dolor físico que por oleadas quema mi cuerpo. Luchando entre fugaces imágenes intolerables y torturas físicas inmanentes, a veces, sólo a veces, una mano inocente y pequeñísima consigue devolverme al camino perdido. Su fulgor es tan intenso, lleno de todo lo bueno que promete la vida. Aparece cual destello en el caos, y me otorga los instantes de paz y felicidad que necesito para liberarme del enjambre lejano que aún hoy impregna mis sentidos.

Seco, seco, duro.
Trozo de pan sin harina.
Corcel de sacarina.
Estómago sin búhos.
Burdel con nectarinas.
Pájaros inmundos.
Turrón de mantequilla.
Espárragos jilgueros.
Mantel de madrileños.
Sangre de latina.
Sesos de dos cuervos.
Pulmones de hojalata.
Rufianes cuentacuentos.
Retazos de balones.
Puñales sin descuento.
Percebes de la ría.
Coral de sufrimiento.
Arrojo de manías.
Pedantes son los sueños.
Y putas las sardinas.

Escúcheme, señor sombra. Le digo cosas que usted sabe de sobra. Le tiro flores y usted concede favores a los pobres que adolecen de dolores en los pies. Algunas veces encuentro sábanas azules en las esquinas de las columnas corintias. No siempre. No usualmente. No regularmente. No es como sí... Pero no. Señales. Señales que el planeta dibuja en su propio aura. Tristemente, la ignorancia es vasta y global y ningún ser antropomórfico es capaz de descifrar estos geroglis. Solo los elefantes de trompa zigzagueante saben lo que significan estos trazos divinos. Una verdadera pena la que resulta de la no escolarización de los elefantes de trompa zigzagueante. El analfabetismo paquidermo es un problema que absolutamente nadie en este jodido trozo magnético con forma de canica está dispuesto a querer admitir. ¿Quién quiere subvencionar la educación de un elefante de trompa zigzagueante cuando podemos gastarnos ese dinero en metales de color micción matutina? Indignante el proceder de estos seres que se hacen llamar humanos. Ruego a los dioses que habitan el supermundo submarino y celestial tercero y en los supermercados que abren en el mes de enero, que al menos tengáis la dignidad de implantaros un cerebro de elefante momificado en un futuro próximo.