Tocho increíble sobre mis dramas (no) socializando

Buenas noches. He pensado en hacer una lista de cosas, pensamientos o comportamientos que me dificultan las relaciones sociales. Supongo que todas o la mayoría son comunes en gente con fobia social o con otros trastornos y que habréis hablado ya de ellas, pero aparte de ordenar un poco mi cabeza creo que puede servir para dar algún consejo si os sentís identificados, compartir herramientas que nos sirvan, o simplemente eso, identificarse. Aviso que se viene un tocho increíble y pido perdón por ello de antemano jajaja.

-Pensamientos intrusivos. Un clásico de la ansiedad en todas sus vertientes. En mi caso hay épocas en que pueden llegar a hacerme la vida imposible. Para mí es recurrente pensar que no tengo ningún interés como para que alguien se acerque a mí, que no puedo caer bien, que soy una carga y quien está conmigo es por hacerme un favor...

-Exceso de autoconsciencia. Lo llamo así porque no he encontrado otra forma mejor. Me refiero a que cuando hablo con alguien con quien no tengo confianza, soy demasiado consciente de lo que estoy diciendo, mis gestos, etc. En condiciones óptimas uno sabe lo que dice y lo que hace, obviamente, pero sigue la conversación de manera fluida. En lugar de eso, yo me obsesiono en ese mismo momento con que voy a decir algo inapropiado, con que mis gestos o mi postura no será la más adecuada y pareceré retraido o por el contrario amenazante, con mi tono de voz... A esto se añaden los pensamientos intrusivos, que me hacen pensar que estoy molestando y demás. Eso me hace entrar en un círculo vicioso por el que intento actuar "normal", pero me centro tanto en eso que hago todo lo contrario. A veces cuando me responden me quedo un poco en blanco o pienso excesivamente lo que voy a decir, por lo que tardo en responder y la conversación va a trompicones. A esto se añade también un exceso de consciencia del entorno. Suelo mirar mucho a mi alrededor, por lo que seguramente pareceré distraido. También caigo muchísimo en evitar el contacto visual, algo de lo que me doy cuenta después pero no en ese momento. Todo esto hace que muchos contactos con otra gente no sean algo de lo que disfrute, sino una especie de prueba fallida que me da más quebraderos de cabeza que otra cosa.

Esto lo comenté recientemente con mi psicólogo y me aconsejó que trate de llevar la atención a lo que esté pasando realmente y no a ese tipo de pensamientos. Lo he puesto en práctica con esfuerzo un par de veces, en contactos cortos, y creo que me ha salido bastante bien.

-Exceso de análisis de situaciones pasadas. Está muy relacionado con lo anterior y no dejan de ser pensamientos intrusivos. Siempre que paso por contactos con gente con la que no tengo un nivel muy alto de confianza, después analizo una y otra vez cada cosa que he dicho, cada gesto mío o de los demás, cada tono de voz... Y claro, teniendo en cuenta que mi percepción está muy sesgada por mi fobia, lo interpreto todo de la manera más catastrofista posible, llegando muchas veces al límite de lo absurdo. De hecho, analizo situaciones que han ocurrido hace años. Pienso que algo que dije les ofendió o les dio una impresión mala de mí, que me malinterpretaron algo, que algún gesto o comentario suyo denotaba que yo era molesto...

Sobre esto poco puedo decir, porque lo tengo totalmente descontrolado. Como mucho me paro a pensar friamente que lo que pienso no tiene sentido y que esas personas seguramente ni se acuerden al día siguiente.

-Anticipaciones absurdamente catastrofistas. Cada vez que me tengo que enfrentar a una situación social pienso en posibles escenarios en los que me ridiculizan, me ignoran, me hablan mal, etc. Y digo absurdamente catastrofistas porque, de verdad, a veces pienso que pueden pasar cosas realmente surrealistas, como que a la mínima que hable me van a responder algo tipo "y para qué hablas a estas alturas", o que me van a hacer algún comentario malo sobre mi físico o yo qué sé.

Al contar esto, lo primero que me preguntó mi psicólogo es si alguna vez me había ocurrido una situación parecida, y tristemente sí. En mi (infernal) adolescencia pasé por escenarios en los que se reía de mí gente que ni conocía, se metían con mi aspecto físico (esto era un no parar), se indagaba de manera hiriente en mi orientación sexual... Y también ocurría que intentaba integrarme y literalmente me ignoraban. Debo decir que esto jamás me ha pasado a partir de los 17 años o así. Hay adultos muy maleducados y asquerosos por el mundo, pero esa facilidad para soltarte burradas de la nada sólo la he vivido con adolescentes (y no con todos ni mucho menos, por supuesto hay adolescentes que no se comportan como mandriles).

-Dificultad extra para socializar siendo "observado". Esto es algo curioso sobre lo que me gustaría saber opiniones, porque no tengo ni idea de si es algo común. No sólo es que me cueste relacionarme, sino que me da miedo que la gente se de cuenta de que me cuesta relacionarme, y curiosamente me pasa sobre todo con gente que ya conozco. Por ejemplo, si estoy con Juan, persona con la que tengo confianza, y con otra gente que no conozco, me siento observado por Juan mientras me relaciono con las otras personas. Una cosa que no es socializar como tal pero que me pasa siempre, es que si voy a un establecimiento (tienda, retaurante, lo que sea) yo solo, no tengo ninguna dificultad para pedir un producto o lo que sea, pero si voy con más gente (aunque sea de confianza) me da vergüenza hasta pedirle una fanta al camarero.

Tengo una ligera idea de cuál es la causa en mi caso, aunque es una conjetura mía. Cuando era niño y adolescente, se me instaba mucho a que me integrara, muchas veces culpándome de que me costara, o con actitud de intentar ayudarme pero desde la altivez, como si estuvieran ahí para hacerme un favor y ya está. Esto daba lugar a situaciones en las que me sentía observado por esa gente, como si estuvieran atentos a si me relacionaba bien o mal, y como si después me fueran a echar una bronca si lo había hecho mal. Creo que por esas cosas me quedó ese miedo.

-Me impone mucho la gente muy abierta y extrovertida. Vaya por delante de que no es una crítica hacia esa gente y que sé que el problema es mío. Poco que decir hay de esto, simplemente es que ante alguien con mucha facilidad para desenvolverse socialmente, me siento inferior y pienso que no estoy a la altura para acceder a ellos. Es contradictorio, porque sería precisamente la gente más fácil para entablar una conversación, pero Dios sabe por qué pienso que no puedo interesarle a alguien así.

-Expectativas irreales y traicioneras. Personalmente tengo mucha prisa por tener vínculos fuertes y duraderos con otras personas. Cuando vemos otras relaciones de amistad fuertes, sólo vemos eso, pero no el proceso para llegar ahí. Y claro, yo quiero tener eso ya, cosa imposible sin pasar por un acercamiento mutuo, conocerse y demás. ¿Qué pasa? Pues que me acerco a alguien y las primeras conversaciones, como es obvio, no son híper profundas, no voy a tener una confianza incríble con alguien de la nada. Entonces esos encuentros me saben a poco, porque me entran las prisas, y me desmotivo. Aclaro que no le exijo a nadie que me cuente sus intimidades a los dos minutos de conocerme, ni yo se las cuento, de hecho uno de mis miedos es ser invasivo.

Una variante de esto es la de pensar que puedo pasar de 0 a 100 por arte de magia, y que voy a ser capaz de enfrentarme a situaciones sociales "grandes" de repente. En vez de la exposición gradual, te entran las prisas y piensas y quieres meterte de lleno en lo más complicado. Seguramente haya gente que ha visto la serie Merlí. Para quien la haya visto, yo me identifiqué mucho con una parte concreta de Iván (y en general me identifico más o menos, aunque yo nunca he padecido agorafobia). Hay un capítulo en el que, sin haber salido siquiera de casa, está dispuesto a ir a una fiesta con un montón de gente. Finalmente no es capaz y se queda muy deprimido. Nunca me ha pasado lo de la fiesta exactamente, pero refleja muy bien lo que digo: te pones una meta irreal, saltándote los pasos previos, y cuando no eres capaz te da un bajón tremendo y te quedas peor de lo que estabas.

-No funciono en grupos. Otro clásico. Soy capaz de relacionarme mínimamente con una o dos personas que se muestren receptivas, pero con más ya se empieza a complicar mucho la cosa, no digamos ya si son grupos de 10 o más personas. Cuando hay tanta gente se forman pequeños grupillos, y he tenido experiencias en las que no soy capaz de entrar en la coversación de ninguno de esos grupillos y me quedo descolgado. Es como que no sé en qué momento ocurre, como si de repente todo estuviera ya establecido y yo me quedo vagando por ahí sin estar con nadie.

-No sé relacionarme en el más amplio sentido. Esto es muy amplio y le pasará a un montón de gente sin fobia social o similares. Básicamente, no sé cómo se avanza en una relación. Aquí influye claramente que tuve una infancia y adolescencia muy complicadas tanto familiar como socialmente, por lo que no tengo modelos o referentes claros de cómo se desarrolla una amistad. Me muevo entre el exceso y el defecto sin saber nunca cuándo es apropiado dar el siguiente paso. ¿En qué momento ya es apropiado proponerle un plan a un compañero para hacer fuera de clase? ¿Cuándo puedo contar ciertas cosas sin abrumar a la otra persona? ¿Cuándo se pueden preguntar ciertas cosas sin parecer entrometido? ¿Cada cuánto es normal hablar a alguien sin ser pesado? Tengo nociones básicas para no irme a los extremos, pero entre esos extremos hay un mundo de posibilidades en las que me pierdo. Y claro, lo que siempre ocurre es que intentando evitar el exceso, me voy a lo contrario y acabo pareciendo un pasota a ojos de los demás, porque tampoco puedo pretender que los demás tiren de mí todo el rato, sobre todo si no expreso mis dificultades para las relaciones. Así perdí hace tiempo a dos personas con las que conectaba mucho y estaba muy a gusto, y es algo que no me perdono, tanto por la impresión que se llevarían de mí y el posible daño que pude hacerles, como por perder esas oportunidades. No sé cómo, pero siempre me acabo autosaboteando y haciendo lo contrario de lo que quiero.

Buenas y encantada... me siento identificada en algunas partes más que en otras. Por lo que dices vas a terapia... cómo te ayuda tu pscologo en todo ésto? Tienes diagnóatico de fobia social? Te podria dar algunos consejos que a mi me ha ayudado a "mejorar"...
-Lee mucho, ponte audiolibros, poscats, la radio... y céntrate en lo se habla, eso te da conocimiento, ideas, temas de conversación, maneras de expresarte...
-Conoce gente por chat, y chatea (sin recluirte en esto) pero es lo más cercano a la realidad, propon llamadas o videollamadas... y asi puedes conocer gente en tu misma situación.
-Cuando estés con gente, con cualquier persona al lado... HABLA para ti, y por tu salud mental, no pienses en el otro, simplemente expresa cualquier idea..., el tiempo, la navidad, el tráfico, qué hambre tengo...  
-Busca una afición o algun taller o curso de algo...para encontrar gente con objetivos comunes.
-Cuida mucho tu estado de ánimo, busca maneras de mejorarlo y esos bajones que dan a veces xq repercuten muchisimo en las ganas de socializar.
-Cuidate en todos los sentidos, que transmitas la mejor sensación posible de cara a los demás.
-Que te importe un CARAJO la gente, mientras tengas la consciencia tranquila. Te vas a equivocar, xq no somos habiles socialmente pero esq así es como se aprende.
Q vaya bien!

Voy a comentar un poco por encima sobre los puntos que me resultaron más relevantes y necesarios contribuir:

Dave escribió:-Expectativas irreales y traicioneras. Personalmente tengo mucha prisa por tener vínculos fuertes y duraderos con otras personas. Cuando vemos otras relaciones de amistad fuertes, sólo vemos eso, pero no el proceso para llegar ahí. Y claro, yo quiero tener eso ya, cosa imposible sin pasar por un acercamiento mutuo, conocerse y demás. ¿Qué pasa? Pues que me acerco a alguien y las primeras conversaciones, como es obvio, no son híper profundas, no voy a tener una confianza incríble con alguien de la nada. Entonces esos encuentros me saben a poco, porque me entran las prisas, y me desmotivo. Aclaro que no le exijo a nadie que me cuente sus intimidades a los dos minutos de conocerme, ni yo se las cuento, de hecho uno de mis miedos es ser invasivo.

En el mundo de las relaciones opino que existen varios peldaños, los cuales podríamos atribuir 5 grados:

-El primero y más obvio (el cual suele darse mucho en la niñez) es el compañerismo: cuando dos personas pasan el tiempo para fines de entretenimiento y socialización básica.

-El segundo eslabón el cual podíamos denominar como amistad secas suele radicar más en la charla y las conversaciones (y ser frecuente a partir de la adolescencia) con personas que mantengan y compartan intereses o inquietudes en común y niveles de cognición similares.

-Llegando al tercero nos toparíamos con el refugio seguro: Donde se empieza a cimentar cierto apoyo mutuo y resguardo a la par de mayores dosis de honestidad y sinceridad. (Esta fase suele ser la más quebradiza y una autentica prueba para ascender a la siguiente latitud)

-De alcanzar el cuarto eslabón nos encontraríamos con la empatía, aceptación y comprensión mutua: dando a lugar una amistad realmente solida donde a veces las palabras dejan de ser necesarias y todo fluye de forma espontanea y orgánica.

-Y la quinta fase resultaría en una simbiosis.

No obstante muchas personas les basta con el segundo o tercer eslabón y no sienten ninguna necesidad de ir más allá, mientras a otras les asusta en demasía trepar a una altura donde el hielo resulta resbaladizo y la caída es estrepitosa.

Dave escribió:-No funciono en grupos. Otro clásico. Soy capaz de relacionarme mínimamente con una o dos personas que se muestren receptivas, pero con más ya se empieza a complicar mucho la cosa, no digamos ya si son grupos de 10 o más personas. Cuando hay tanta gente se forman pequeños grupillos, y he tenido experiencias en las que no soy capaz de entrar en la coversación de ninguno de esos grupillos y me quedo descolgado. Es como que no sé en qué momento ocurre, como si de repente todo estuviera ya establecido y yo me quedo vagando por ahí sin estar con nadie.

Tal vez sea parte de la indiocrasia española, (y tus constantes mudanzas) muchas personas residentes suelen formar sus cuadrillas desde su temprana infancia (con quienes les rodean: forman parte de su núcleo familiar, barrio u asistieron en la misma escuela, entre un largo etctera...) y raramente aceptar a alguien sin cumplir ciertos requisitos no escritos y ser parcialmente aceptado por un consenso grupal... (acentuándose aun más en entornos rurales y localidades con poca densidad de población) a la par de ser un tanto reacios en aventurarse a lo desconocido y carecer de una cultura de datting (como otros países anglosojones donde conocerse por internet y entablar contacto con gente de otra localidad estaría mejor visto, aceptado) lo cual crea una especie de paradigma con ciertas ideas ilusorias que nos concibieron cayendo un poco ante esta falacia.

Tal vez este último punto puede sonar más desesperanzador y ser más difícil de contrarrestar, pero siempre hay otras alternativas y excepciones... como aprender lenguas, juntarse con grupos más pequeños y multinacionales, conocer gente que este en tu misma situación, entre otras probables opciones.

Dificultad extra para socializar siendo "observado


Te entiendo perfectamente,me pasa igual
Y lo de si entras a un bar con gente de confianza y te da vergüenza pedir. Pero si vas solo no,también.

Soy peluquera y meda vergüenza hablar con lo clientes,no x los clientes en si, sino x mi jefa.
O otros clientes alrededor. Que mes estén oyendo otras personas me da mucha ansiedad

Lo de que te cuesta más relacionarte con gente extrovertida,me pasa exactamente igual.

A lo de grupos tb
Me dan pánico ,tiene que máximo 3 personas sino me saturo,me entra una inseguridad abismal. En cambio con 1 sola persona no .

@Vic Buenas noches y muchas gracias por los consejos. Me quedo sobre todo con lo de hablar para mí y no para los demás y lo de importarme menos la gente (sin hacer daño a nadie, claro). Es cierto que me equivocaré por mi falta de habilidades sociales pero que así también se aprende. Al fin de cuentas, uno de mis problemas es que al analizarlo todo tanto me quedo sólo en la teoría y es en la práctica donde se aprende. Pero está claro que no se puede estar toda la vida preparándose para salir al mundo, porque nunca se está preparado para eso. Simplemente se vive directamente, y a nosotros nos supone un esfuerzo extra muy grande, pero es un esfuerzo que tenemos que hacer si queremos mejorar en este aspecto.

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Tal vez sea parte de la indiocrasia española, (y tus constantes mudanzas) muchas personas residentes suelen formar sus cuadrillas desde su temprana infancia (con quienes les rodean: forman parte de su núcleo familiar, barrio u asistieron en la misma escuela, entre un largo etctera...) y raramente aceptar a alguien sin cumplir ciertos requisitos no escritos y ser parcialmente aceptado por un consenso grupal... (acentuándose aun más en entornos rurales y localidades con poca densidad de población) a la par de ser un tanto reacios en aventurarse a lo desconocido y carecer de una cultura de datting (como otros países anglosojones donde conocerse por internet y entablar contacto con gente de otra localidad estaría mejor visto, aceptado) lo cual crea una especie de paradigma con ciertas ideas ilusorias que nos concibieron cayendo un poco ante esta falacia.

Tal vez este último punto puede sonar más desesperanzador y ser más difícil de contrarrestar, pero siempre hay otras alternativas y excepciones... como aprender lenguas, juntarse con grupos más pequeños y multinacionales, conocer gente que este en tu misma situación, entre otras probables opciones.



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Sí, es algo que ocurre en general, quizá variando dependiendo de la zona geográfica y el entorno, como dices. Siempre he escuchado lo de las cuadrillas muy herméticas en entornos rurales, aunque no he tenido mucho contacto con esos entornos, así que personalmente lo desconozco

Pero me refería a algo un poco distinto de lo que dices. Me cuesta mucho hacerme hueco en grupos que se están formando en ese momento, o en reuniones en las que no toda la gente se conoce y son más fruto del momento. Por ejemplo, cuando empecé la universidad, uno de los primeros días me quedé con otra gente después de clase, con bastante predisposición a integrarme. Al principio éramos pocos, pero fue llegando más gente y me sentí muy perdido, porque se empezaron a formar grupitos pequeños que hablaban de lo que fuera, y cuando me quise dar cuenta yo no estaba en ninguno. Me refiero a situaciónes más de este estilo que a casos de grupos de amigos de toda la vida.

Esto además es una cosa que siempre me ha resultado chocante. Hay gente que no se conoce (en el caso que he contado quizá llevábamos una semana de clase, no podían conocerse mucho), pero que tiene una facilidad pasmosa para hablar como si fueran ya bastante colegas y ves que se cogen ciertas confianzas entre ellos (no lo juzgo eh), se tiran pullitas de broma y demás.

Siempre he pensado que esto pasa mayormente en entornos académicos y entre gente muy joven. En el colegio y el instituto, quien tiene buenas habilidades sociales establece vínculos muy rápido. Hay que tener en cuenta que a esas edades la percepción del tiempo es muy distinta de la de un adulto porque llevas menos tiempo de vida, y en comparación con lo que llevas vivido, un determinado periodo de tiempo lo ves como mucho más "largo" de lo que lo ves de dulto. A eso se suma que por lo general tienes más tiempo para las relaciones sociales y menos obligaciones, y que pasas mucho tiempo de tu día a día en un entorno escolar con otra gente de tu edad. Por si no me estoy explicando bien, me refiero a que cuando era adolescente, una amistad de un par de años me parecía un mundo porque esos dos años también me parecían un mundo, y veía a esa persona como una amiga de toda la vida. También se ve muy claro con las relaciones amorosas. La gente con 14 años tiene una relación de seis meses y lo ven como una relación relativamente larga, algo que no juzgaríamos así a partir de los 20 años o así. En la universidad, entre la gente que entra con 18-20 años, es menos exagerado este fenómeno del que hablo, pero sigue presente.

@Suriam El mensaje anterior iba para ti, es que me he liado con lo de citar y no sé qué he hecho  

Dave escribió:@Suriam El mensaje anterior iba para ti, es que me he liado con lo de citar y no sé qué he hecho  

Sin problemas, fallos en los que todos caemos.

Dave escribió:Sí, es algo que ocurre en general, quizá variando dependiendo de la zona geográfica y el entorno, como dices. Siempre he escuchado lo de las cuadrillas muy herméticas en entornos rurales, aunque no he tenido mucho contacto con esos entornos, así que personalmente lo desconozco

Pero me refería a algo un poco distinto de lo que dices. Me cuesta mucho hacerme hueco en grupos que se están formando en ese momento, o en reuniones en las que no toda la gente se conoce y son más fruto del momento. Por ejemplo, cuando empecé la universidad, uno de los primeros días me quedé con otra gente después de clase, con bastante predisposición a integrarme. Al principio éramos pocos, pero fue llegando más gente y me sentí muy perdido, porque se empezaron a formar grupitos pequeños que hablaban de lo que fuera, y cuando me quise dar cuenta yo no estaba en ninguno. Me refiero a situaciónes más de este estilo que a casos de grupos de amigos de toda la vida.

Esto además es una cosa que siempre me ha resultado chocante. Hay gente que no se conoce (en el caso que he contado quizá llevábamos una semana de clase, no podían conocerse mucho), pero que tiene una facilidad pasmosa para hablar como si fueran ya bastante colegas y ves que se cogen ciertas confianzas entre ellos (no lo juzgo eh), se tiran pullitas de broma y demás.

Siempre he pensado que esto pasa mayormente en entornos académicos y entre gente muy joven. En el colegio y el instituto, quien tiene buenas habilidades sociales establece vínculos muy rápido. Hay que tener en cuenta que a esas edades la percepción del tiempo es muy distinta de la de un adulto porque llevas menos tiempo de vida, y en comparación con lo que llevas vivido, un determinado periodo de tiempo lo ves como mucho más "largo" de lo que lo ves de dulto. A eso se suma que por lo general tienes más tiempo para las relaciones sociales y menos obligaciones, y que pasas mucho tiempo de tu día a día en un entorno escolar con otra gente de tu edad. Por si no me estoy explicando bien, me refiero a que cuando era adolescente, una amistad de un par de años me parecía un mundo porque esos dos años también me parecían un mundo, y veía a esa persona como una amiga de toda la vida. También se ve muy claro con las relaciones amorosas. La gente con 14 años tiene una relación de seis meses y lo ven como una relación relativamente larga, algo que no juzgaríamos así a partir de los 20 años o así. En la universidad, entre la gente que entra con 18-20 años, es menos exagerado este fenómeno del que hablo, pero sigue presente.

Eso cambia bastante el paradigma, por norma general los adolescentes y adultos jóvenes suelen buscar compañeros de jerga: gente para desconectar, divertiste, desfogarse y matar el rato; al estar inclinados a una fase más de hartazgo y pesadumbre y manejar cierto humor cínico, nihilista y conductas desatadas a la par de emocionales.

Estar al día de algunas tendencias, saber torear y encajar bien ciertos comentarios y disponer de una buena capacidad de retener su atención suelen ser habilidades que podrían ayudarte a llevar mejor relación con ellos.

También el echo de mantener una actitud un poco transparente, abierta, autocritica (manejando algunas dosis de humor) y positiva a la par de confiada y segura de sí mismo. (sin caer en excesos)

Otros bonificadores seria hallar y desarrollar algún talento u proyecto (que puedan considerar atrayente y rompedor)

Ahora bien... al ser una etapa tan prestada a cambios hay que hacerse a la idea de que muchas amistades y contactos una vez acabe la carrera no saldrán a flote enfriándose por inercia y que tampoco se te exigirá compromiso o responsabilidad afectiva alguna, (estando curado de cualquier tipo de espanto) simplemente intenta verlo como una oportunidad de integrar nuevas conductas a tu personalidad, expandir tu circulo social y pulir tus habilidades sociales y no te obstines demasiado en la búsqueda de alguien afín u en obtener relaciones de tercer-cuarto grado... los sentimientos de soledad y desazón son habituales incluso estando acompañado o integrado dentro del grupo.