Últimos temas
» El rincón del desahogopor Seven Hoy a las 19:00
» Musica depresiva.
por Túmac Hoy a las 17:23
» "Es un derecho, no queremos perderlo"
por TDinD Hoy a las 17:00
» Ashawadanga para levantarse menos cansado
por becerro_de_oro Hoy a las 16:40
» ¿Qué canción estás escuchando?
por violeta Hoy a las 15:00
» Dedica una canción
por violeta Hoy a las 14:32
» creen que la gente hace las cosas por vocación...
por Vegetable96 Hoy a las 9:15
» Tails de alguien que curo su fobia y depresion
por Vegetable96 Hoy a las 8:54
» Hilo de Citas, frases...
por Juan1980 Ayer a las 20:13
» Juego: Verdadero o Falso
por Juan1980 Ayer a las 20:07
» Juego: Palabras encadenadas
por Juan1980 Ayer a las 20:06
» Canciones que marcan una época de tu vida
por Desdibuja Mar 19 Nov 2024 - 15:06
» Me siento abrumado en las prácticas
por Seven Lun 18 Nov 2024 - 15:41
Los posteadores más activos de la semana
Túmac | ||||
Juan1980 | ||||
Desdibuja | ||||
Hieidraa | ||||
n3_tdf | ||||
Seven | ||||
Estrella de Plata | ||||
TDinD | ||||
Vegetable96 | ||||
violeta |
Hilo de Citas, frases...
+76
Ximra
torko
taur
Anakin
ReyDobleEspiritu
pierrot
Anali0104
observador
EduBCN
Sylwia
Psique_
anonimo79
annie
Marquis
Raziel
Intrascendente
becerro_de_oro
Skeksi
Van
odintor
Jackod
Túmac
joupas
Eneida
Ludo
Sumerio
ROB
Hylden
UraharaDA
Eos
Aldarion
La_Bohemia
Teriyaki
Nethescurial
Luna90
alone
huella
Geek
Mosquito
Juan1980
Iron
caos
kyosuke88_
Myko
fool-overhead
Hieidraa
Hulk
SirenaVarada
Thonk
Necromancer
Jorge28
Sander
Kaladin
Adan
ATREYU
Jack Burton
ovejablanca
suerte28
Mareas
Vegetable96
NomaD
almasolitaria
TheOutsider
Laudano en mi éter
Amargado
Alguien
Galleta
pepe
moddius
Balaperdida
Libertad
Vincent Prais
Desdibuja
Isaba
ovejagris
Dexter
80 participantes
Página 16 de 40.
Página 16 de 40. • 1 ... 9 ... 15, 16, 17 ... 28 ... 40
Re: Hilo de Citas, frases...
"caete siete veces, levantate ocho" proverbio japonés
ROB- Nuevo Usuario
- Mensajes : 11
Re: Hilo de Citas, frases...
Aunque la lluvia golpeé, las flores seguirán en alto, aunque todos olviden, yo seguiré sin olvidar. —Sawao
fool-overhead- Usuario Destacado
- Mensajes : 137
Re: Hilo de Citas, frases...
En un frío día de invierno, a unos erizos se les ocurrió la idea de acercarse los unos a los otros para darse calor y no morir congelados.
Como se aproximaron demasiado, se clavaron las púas de los otros erizos, causándoles un enorme dolor. A continuación, decidieron alejarse de nuevo los unos de los otros, pero cuando se distanciaron entre sí volvieron a sentir un frío insoportable.
De esta forma, se encontraron ante el dilema de tener que elegir entre herirse con la cercanía de los otros o morir de frío al distanciarse.
Después de varios intentos, los erizos resolvieron el dilema encontrando una distancia óptima que les permitía darse calor sin hacerse demasiado daño.
Arthur Schopenhauer- El dilema del erizo
Como se aproximaron demasiado, se clavaron las púas de los otros erizos, causándoles un enorme dolor. A continuación, decidieron alejarse de nuevo los unos de los otros, pero cuando se distanciaron entre sí volvieron a sentir un frío insoportable.
De esta forma, se encontraron ante el dilema de tener que elegir entre herirse con la cercanía de los otros o morir de frío al distanciarse.
Después de varios intentos, los erizos resolvieron el dilema encontrando una distancia óptima que les permitía darse calor sin hacerse demasiado daño.
Arthur Schopenhauer- El dilema del erizo
Mareas- Usuario Experto
- Mensajes : 748
Re: Hilo de Citas, frases...
Como cuando no puedes vivir con esa persona pero tampoco puedes vivir sin ella, es una locura, no tiene sentido.
Mareas- Usuario Experto
- Mensajes : 748
Re: Hilo de Citas, frases...
Hay tres soluciones a cada problema: aceptarlo, cambiarlo o dejarlo.
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
"Para mis días pido,
Señor de los naufragios
no agua para la sed, sino la sed,
no sueños
sino ganas de soñar.
Para las noches,
toda la oscuridad que sea necesaria
para ahogar mi propia oscuridad".
Piedad Bonett
Señor de los naufragios
no agua para la sed, sino la sed,
no sueños
sino ganas de soñar.
Para las noches,
toda la oscuridad que sea necesaria
para ahogar mi propia oscuridad".
Piedad Bonett
Teriyaki- Usuario Experto
- Mensajes : 650
Re: Hilo de Citas, frases...
No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche.
Khalil Gibrán.
Khalil Gibrán.
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
Ayer era inteligente, por lo que quería cambiar el mundo. Hoy soy sabio, por lo que me quiero cambiar a mi mismo.
-Rumi
Sumerio- Usuario VIP
- Mensajes : 1168
Re: Hilo de Citas, frases...
Nuestra vida no nos pertenece. Del vientre a la tumba, estamos unidos a otros, pasado y presente. Y con cada crimen que cometemos, cada gesto amable, alumbramos nuestro futuro.
El Atlas de las Nubes
El Atlas de las Nubes
Teriyaki- Usuario Experto
- Mensajes : 650
Re: Hilo de Citas, frases...
Si eres humilde, nada te tocará, ni las alabanzas ni las desgracias, porque sabes lo que eres.
Madre Teresa de Calcuta
Madre Teresa de Calcuta
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
<< Lo siento, pero yo no quiero ser emperador, ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos, si fuera posible. Judíos o gentiles, blancos o negros… Tenemos que ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así, queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso. Pero lo hemos perdido, la codicia ha envenado las almas, ha levantado barreras de odio nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros, el maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia, duros y secos, pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo. A millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme les digo: No desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, y caerán los dictadores, y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo. Y así mientras el hombre exista, la libertad no perecerá. Soldados no os rindáis a esos hombres, que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen lo que tenéis que hacer que pensar y que sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como a carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres-máquinas, con cerebros y corazones de máquinas, vosotros no sois máquinas, no sois ganado, sois hombres!!! Lleváis el amor da la humanidad en vuestros corazones, no el odio. Solo los que no aman odian. Los que no aman y los inhumanos. Soldados no luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. En el capítulo 17 de San Lucas se lee: El reino de Dios está dentro del hombre, no de un hombre ni de un grupo de hombres, sino de todos los hombres, en vosotros. Vosotros el pueblo tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad. Vosotros el pueblo tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa. De convertirla en una maravillosa aventura. En nombre de la democracia utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a los hombres trabajo y dé a la juventud un futuro, y a la vejez seguridad. Con la promesa de esas cosas las fieras alcanzaron el poder, pero mintieron, no han cumplido sus promesas, ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres, sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido. Todos a luchar para libertar al mundo, para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la Ciencia, donde el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos!!! >> El gran dictador-Charles Chaplin |
Mareas- Usuario Experto
- Mensajes : 748
Re: Hilo de Citas, frases...
Que discurso más maravilloso. Se me pone la piel de gallina casa vez que lo leo/veo. De vez en cuando me lo pongo en youtube y me levanta la moral. Que fé más profunda y hermosa en el ser humano.
Eos- Usuario Destacado
- Mensajes : 474
Re: Hilo de Citas, frases...
No existe la verdad, sólo la interpretación.
-Nietzsche-
-Nietzsche-
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
Juan1980 escribió:No existe la verdad, sólo la interpretación.
-Nietzsche-
Qué grande!. Una frase demoledora.
Sumerio- Usuario VIP
- Mensajes : 1168
Re: Hilo de Citas, frases...
Exctracto de Crimen y Castigo, que sensibilidad Dostoievski.
¡Subid, subid todos! grita un hombre todavía joven, de grueso cuello, cara mofletuda y tez de un rojo de zanahoria . Os llevaré a todos. ¡Subid!
Estas palabras provocan exclamaciones y risas.
¿Creéis que podrá con nosotros ese esmirriado rocín?
¿Has perdido la cabeza, Mikolka? ¡Enganchar una bestezuela así a semejante carreta!
¿No os parece, amigos, que ese caballejo tiene lo menos veinte años?
¡Subid! ¡Os llevaré a todos! vuelve a gritar Mikolka.
Y es el primero que sube a la carreta. Coge las riendas y su corpachón se instala en el pescante.
El caballo bayo dice a grandes voces se lo llevó hace poco Mathiev, y esta bestezuela es una verdadera pesadilla para mí. Me gusta pegarle, palabra de honor. No se gana el pienso que se come. ¡Hala, subid! lo haré galopar, os aseguro que lo haré galopar.
Empuña el látigo y se dispone, con evidente placer, a fustigar al animalito.
Ya lo oís: dice que lo hará galopar. ¡Ánimo y arriba! exclamó una voz burlona entre la multitud.
¿Galopar? Hace lo menos diez meses que este animal no ha galopado.
Por lo menos, os llevará a buena marcha.
¡No lo compadezcáis, amigos! ¡Coged cada uno un látigo! ¡Eso, buenos latigazos es lo que necesita esta calamidad!
Todos suben a la carreta de Mikolka entre bromas y risas. Ya hay seis arriba, y todavía queda espacio libre. En vista de ello, hacen subir a una campesina de cara rubicunda, con muchos bordados en el vestido y muchas cuentas de colores en el tocado. No cesa de partir y comer avellanas entre risas burlonas.
La muchedumbre que rodea a la carreta ríe también. Y, verdaderamente, ¿cómo no reírse ante la idea de que tan escuálido animal pueda llevar al galope semejante carga? Dos de los jóvenes que están en la carreta se proveen de látigos para ayudar a Mikolka. Se oye el grito de U ¡Arre! y el caballo tira con todas sus fuerzas. Pero no sólo no consigue galopar, sino que apenas logra avanzar al paso. Patalea, gime, encorva el lomo bajo la granizada de latigazos. Las risas redoblan en la carreta y entre la multitud que la ve partir. Mikolka se enfurece y se ensaña en la pobre bestia, obstinado en verla galopar.
¡Dejadme subir también a mí, hermanos! grita un joven, seducido por el alegre espectáculo.
¡Sube! ¡Subid! grita Mikolka . ¡Nos llevará a todos! Yo le obligaré a fuerza de golpes... ¡Latigazos! ¡Buenos latigazos!
La rabia le ciega hasta el punto de que ya ni siquiera sabe con qué pegarle para hacerle más daño.
Papá, papaíto exclama Rodia . ¿Por qué hacen eso? ¿Por qué martirizan a ese pobre caballito?
Vámonos, vámonos responde el padre . Están borrachos... Así se divierten, los muy imbéciles... Vámonos..., no mires...
E intenta llevárselo. Pero el niño se desprende de su mano y, fuera de si, corre hacia la carreta. El pobre animal está ya exhausto. Se detiene, jadeante; luego empieza a tirar nuevamente... Está a punto de caer.
¡Pegadle hasta matarlo! ruge Mikolka . ¡Eso es lo que hay que hacer! ¡Yo os ayudo!
¡Tú no eres cristiano: eres un demonio! grita un viejo entre la multitud.
Y otra voz añade:
¿Dónde se ha visto enganchar a un animalito así a una carreta como ésa?
¡Lo vas a matar! vocifera un tercero.
¡Id al diablo! El animal es mío y puedo hacer con él lo que me dé la gana. ¡Subid, subid todos! ¡He de hacerlo galopar!
De súbito, un coro de carcajadas ahoga la voz de Mikolka. El animal, aunque medio muerto por la lluvia de golpes, ha perdido la paciencia y ha empezado a cocear. Hasta el viejo, sin poder contenerse, participa de la alegría general. En verdad, la cosa no es para menos: ¡dar coces un caballo que apenas se sostiene sobre sus patas...!
Dos mozos se destacan de la masa de espectadores, empuñan cada uno un látigo y empiezan a golpear al pobre animal, uno por la derecha y otro por la izquierda.
Pegadle en el hocico, en los ojos, ¡dadle fuerte en los ojos! vocifera Mikolka.
¡Cantemos una canción, camaradas! dice una voz en la carreta . El estribillo tenéis que repetirlo todos.
Los mujiks entonan una canción grosera acompañados por un tamboril. El estribillo se silba. La campesina sigue partiendo avellanas y riendo con sorna.
Rodia se acerca al caballo y se coloca delante de él. Así puede ver cómo le pegan en los ojos..., ¡en los ojos...! Llora. El corazón se le contrae. Ruedan sus lágrimas. Uno de los verdugos le roza la cara con el látigo. Él ni siquiera se da cuenta. Se retuerce las manos, grita, corre hacia el viejo de barba blanca, que sacude la cabeza y parece condenar el espectáculo. Una mujer lo coge de la mano y se lo quiere llevar. Pero él se escapa y vuelve al lado del caballo, que, aunque ha llegado al límite de sus fuerzas, intenta aún cocear.
¡El diablo te lleve! vocifera Mikolka, ciego de ira.
Arroja el látigo, se inclina y coge del fondo de la carreta un grueso palo. Sosteniéndolo con las dos manos por un extremo, lo levanta penosamente sobre el lomo de la víctima.
¡Lo vas a matar! grita uno de los espectadores.
Seguro que lo mata dice otro.
¿Acaso no es mío? ruge Mikolka.
Y golpea al animal con todas sus fuerzas. Se oye un ruido seco.
¡Sigue! ¡Sigue! ¿Qué esperas? gritan varias voces entre la multitud.
Mikolka vuelve a levantar el palo y descarga un segundo golpe en el lomo de la pobre bestia. El animal se contrae; su cuarto trasero se hunde bajo la violencia del golpe; después da un salto y empieza a tirar con todo el resto de sus fuerzas. Su propósito es huir del martirio, pero por todas partes encuentra los látigos de sus seis verdugos. El palo se levanta de nuevo y cae por tercera vez, luego por cuarta, de un modo regular. Mikolka se enfurece al ver que no ha podido acabar con el caballo de un solo golpe.
¡Es duro de pelar! exclama uno de los espectadores.
Ya veréis como cae, amigos: ha llegado su última hora dice otro de los curiosos.
¡Coge un hacha! sugiere un tercero . ¡Hay que acabar de una vez!
¡No decís más que tonterías! brama Mikolka . ¡Dejadme pasar!
Arroja el palo, se inclina, busca de nuevo en el fondo de la carreta y, cuando se pone derecho, se ve en sus manos una barra de hierro.
¡Cuidado! exclama.
Y, con todas sus fuerzas, asesta un tremendo golpe al desdichado animal. El caballo se tambalea, se abate, intenta tirar con un último esfuerzo, pero la barra de hierro vuelve a caer pesadamente sobre su espinazo. El animal se desploma como si le hubieran cortado las cuatro patas de un solo tajo.
¡Acabemos con él! ruge Mikolka como un loco, saltando de la carreta.
Varios jóvenes, tan borrachos y congestionados como él, se arman de lo primero que encuentran látigos, palos, estacas y se arrojan sobre el caballejo agonizante. Mikolka, de pie junto a la víctima, no cesa de golpearla con la barra. El animalito alarga el cuello, exhala un profundo resoplido y muere.
¡Ya está! dice una voz entre la multitud.
Se había empeñado en no galopar.
¡Es mío! exclama Mikolka con la barra en la mano, enrojecidos los ojos y como lamentándose de no tener otra victima a la que golpear.
Desde luego, tú no crees en Dios dicen algunos de los que han presenciado la escena.
El pobre niño está fuera de sí. Lanzando un grito, se abre paso entre la gente y se acerca al caballo muerto. Coge el hocico inmóvil y ensangrentado y lo besa; besa sus labios, sus ojos. Luego da un salto y corre hacia Mikolka blandiendo los puños. En este momento lo encuentra su padre, que lo estaba buscando, y se lo lleva.
Ven, ven le dice . Vámonos a casa.
Papá, ¿por qué han matado a ese pobre caballito? gime Rodia. Alteradas por su entrecortada respiración, sus palabras salen como gritos roncos de su contraída garganta.
Están borrachos responde el padre . Así se divierten. Pero vámonos: aquí no tenemos nada que hacer.
Rodia le rodea con sus brazos. Siente una opresión horrible en el pecho. Hace un esfuerzo por recobrar la respiración, intenta gritar... Se despierta.
Raskolnikov se despertó sudoroso: todo su cuerpo estaba húmedo, empapados sus cabellos. Se levantó horrorizado, jadeante...
¡Bendito sea Dios! exclamó . No ha sido más que un sueño.
¡Subid, subid todos! grita un hombre todavía joven, de grueso cuello, cara mofletuda y tez de un rojo de zanahoria . Os llevaré a todos. ¡Subid!
Estas palabras provocan exclamaciones y risas.
¿Creéis que podrá con nosotros ese esmirriado rocín?
¿Has perdido la cabeza, Mikolka? ¡Enganchar una bestezuela así a semejante carreta!
¿No os parece, amigos, que ese caballejo tiene lo menos veinte años?
¡Subid! ¡Os llevaré a todos! vuelve a gritar Mikolka.
Y es el primero que sube a la carreta. Coge las riendas y su corpachón se instala en el pescante.
El caballo bayo dice a grandes voces se lo llevó hace poco Mathiev, y esta bestezuela es una verdadera pesadilla para mí. Me gusta pegarle, palabra de honor. No se gana el pienso que se come. ¡Hala, subid! lo haré galopar, os aseguro que lo haré galopar.
Empuña el látigo y se dispone, con evidente placer, a fustigar al animalito.
Ya lo oís: dice que lo hará galopar. ¡Ánimo y arriba! exclamó una voz burlona entre la multitud.
¿Galopar? Hace lo menos diez meses que este animal no ha galopado.
Por lo menos, os llevará a buena marcha.
¡No lo compadezcáis, amigos! ¡Coged cada uno un látigo! ¡Eso, buenos latigazos es lo que necesita esta calamidad!
Todos suben a la carreta de Mikolka entre bromas y risas. Ya hay seis arriba, y todavía queda espacio libre. En vista de ello, hacen subir a una campesina de cara rubicunda, con muchos bordados en el vestido y muchas cuentas de colores en el tocado. No cesa de partir y comer avellanas entre risas burlonas.
La muchedumbre que rodea a la carreta ríe también. Y, verdaderamente, ¿cómo no reírse ante la idea de que tan escuálido animal pueda llevar al galope semejante carga? Dos de los jóvenes que están en la carreta se proveen de látigos para ayudar a Mikolka. Se oye el grito de U ¡Arre! y el caballo tira con todas sus fuerzas. Pero no sólo no consigue galopar, sino que apenas logra avanzar al paso. Patalea, gime, encorva el lomo bajo la granizada de latigazos. Las risas redoblan en la carreta y entre la multitud que la ve partir. Mikolka se enfurece y se ensaña en la pobre bestia, obstinado en verla galopar.
¡Dejadme subir también a mí, hermanos! grita un joven, seducido por el alegre espectáculo.
¡Sube! ¡Subid! grita Mikolka . ¡Nos llevará a todos! Yo le obligaré a fuerza de golpes... ¡Latigazos! ¡Buenos latigazos!
La rabia le ciega hasta el punto de que ya ni siquiera sabe con qué pegarle para hacerle más daño.
Papá, papaíto exclama Rodia . ¿Por qué hacen eso? ¿Por qué martirizan a ese pobre caballito?
Vámonos, vámonos responde el padre . Están borrachos... Así se divierten, los muy imbéciles... Vámonos..., no mires...
E intenta llevárselo. Pero el niño se desprende de su mano y, fuera de si, corre hacia la carreta. El pobre animal está ya exhausto. Se detiene, jadeante; luego empieza a tirar nuevamente... Está a punto de caer.
¡Pegadle hasta matarlo! ruge Mikolka . ¡Eso es lo que hay que hacer! ¡Yo os ayudo!
¡Tú no eres cristiano: eres un demonio! grita un viejo entre la multitud.
Y otra voz añade:
¿Dónde se ha visto enganchar a un animalito así a una carreta como ésa?
¡Lo vas a matar! vocifera un tercero.
¡Id al diablo! El animal es mío y puedo hacer con él lo que me dé la gana. ¡Subid, subid todos! ¡He de hacerlo galopar!
De súbito, un coro de carcajadas ahoga la voz de Mikolka. El animal, aunque medio muerto por la lluvia de golpes, ha perdido la paciencia y ha empezado a cocear. Hasta el viejo, sin poder contenerse, participa de la alegría general. En verdad, la cosa no es para menos: ¡dar coces un caballo que apenas se sostiene sobre sus patas...!
Dos mozos se destacan de la masa de espectadores, empuñan cada uno un látigo y empiezan a golpear al pobre animal, uno por la derecha y otro por la izquierda.
Pegadle en el hocico, en los ojos, ¡dadle fuerte en los ojos! vocifera Mikolka.
¡Cantemos una canción, camaradas! dice una voz en la carreta . El estribillo tenéis que repetirlo todos.
Los mujiks entonan una canción grosera acompañados por un tamboril. El estribillo se silba. La campesina sigue partiendo avellanas y riendo con sorna.
Rodia se acerca al caballo y se coloca delante de él. Así puede ver cómo le pegan en los ojos..., ¡en los ojos...! Llora. El corazón se le contrae. Ruedan sus lágrimas. Uno de los verdugos le roza la cara con el látigo. Él ni siquiera se da cuenta. Se retuerce las manos, grita, corre hacia el viejo de barba blanca, que sacude la cabeza y parece condenar el espectáculo. Una mujer lo coge de la mano y se lo quiere llevar. Pero él se escapa y vuelve al lado del caballo, que, aunque ha llegado al límite de sus fuerzas, intenta aún cocear.
¡El diablo te lleve! vocifera Mikolka, ciego de ira.
Arroja el látigo, se inclina y coge del fondo de la carreta un grueso palo. Sosteniéndolo con las dos manos por un extremo, lo levanta penosamente sobre el lomo de la víctima.
¡Lo vas a matar! grita uno de los espectadores.
Seguro que lo mata dice otro.
¿Acaso no es mío? ruge Mikolka.
Y golpea al animal con todas sus fuerzas. Se oye un ruido seco.
¡Sigue! ¡Sigue! ¿Qué esperas? gritan varias voces entre la multitud.
Mikolka vuelve a levantar el palo y descarga un segundo golpe en el lomo de la pobre bestia. El animal se contrae; su cuarto trasero se hunde bajo la violencia del golpe; después da un salto y empieza a tirar con todo el resto de sus fuerzas. Su propósito es huir del martirio, pero por todas partes encuentra los látigos de sus seis verdugos. El palo se levanta de nuevo y cae por tercera vez, luego por cuarta, de un modo regular. Mikolka se enfurece al ver que no ha podido acabar con el caballo de un solo golpe.
¡Es duro de pelar! exclama uno de los espectadores.
Ya veréis como cae, amigos: ha llegado su última hora dice otro de los curiosos.
¡Coge un hacha! sugiere un tercero . ¡Hay que acabar de una vez!
¡No decís más que tonterías! brama Mikolka . ¡Dejadme pasar!
Arroja el palo, se inclina, busca de nuevo en el fondo de la carreta y, cuando se pone derecho, se ve en sus manos una barra de hierro.
¡Cuidado! exclama.
Y, con todas sus fuerzas, asesta un tremendo golpe al desdichado animal. El caballo se tambalea, se abate, intenta tirar con un último esfuerzo, pero la barra de hierro vuelve a caer pesadamente sobre su espinazo. El animal se desploma como si le hubieran cortado las cuatro patas de un solo tajo.
¡Acabemos con él! ruge Mikolka como un loco, saltando de la carreta.
Varios jóvenes, tan borrachos y congestionados como él, se arman de lo primero que encuentran látigos, palos, estacas y se arrojan sobre el caballejo agonizante. Mikolka, de pie junto a la víctima, no cesa de golpearla con la barra. El animalito alarga el cuello, exhala un profundo resoplido y muere.
¡Ya está! dice una voz entre la multitud.
Se había empeñado en no galopar.
¡Es mío! exclama Mikolka con la barra en la mano, enrojecidos los ojos y como lamentándose de no tener otra victima a la que golpear.
Desde luego, tú no crees en Dios dicen algunos de los que han presenciado la escena.
El pobre niño está fuera de sí. Lanzando un grito, se abre paso entre la gente y se acerca al caballo muerto. Coge el hocico inmóvil y ensangrentado y lo besa; besa sus labios, sus ojos. Luego da un salto y corre hacia Mikolka blandiendo los puños. En este momento lo encuentra su padre, que lo estaba buscando, y se lo lleva.
Ven, ven le dice . Vámonos a casa.
Papá, ¿por qué han matado a ese pobre caballito? gime Rodia. Alteradas por su entrecortada respiración, sus palabras salen como gritos roncos de su contraída garganta.
Están borrachos responde el padre . Así se divierten. Pero vámonos: aquí no tenemos nada que hacer.
Rodia le rodea con sus brazos. Siente una opresión horrible en el pecho. Hace un esfuerzo por recobrar la respiración, intenta gritar... Se despierta.
Raskolnikov se despertó sudoroso: todo su cuerpo estaba húmedo, empapados sus cabellos. Se levantó horrorizado, jadeante...
¡Bendito sea Dios! exclamó . No ha sido más que un sueño.
Invitado- Invitado
Re: Hilo de Citas, frases...
No cuentes tus penas, los buitres se abalanzan sobre los animales heridos.
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
La fe es el pájaro que canta cuando el amanecer todavía es oscuro.
Tagore
Tagore
Teriyaki- Usuario Experto
- Mensajes : 650
Re: Hilo de Citas, frases...
Listo es aquel que sabe hacerse el tonto... frente a un tonto que se cree inteligente.
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Re: Hilo de Citas, frases...
@Juan1980 Es buen recurso Juan, lo suelo utilizar, el problema es que me siento algo tonto según qué ocasiones, cuando la idiotez de la persona que se cree inteligente es demasiada como tratando de imponerte una idea conspiranoica que para ellos es una verdad incuestionable, es ahí cuando me cuesta mantener el nivel. Igual no sé como me veo metido a veces en esas reuniones, y también es cierto que lo pueden utilizar contra uno y ni me entero
Invitado- Invitado
Re: Hilo de Citas, frases...
@Anakin Conque no te contagien su estupidez es suficiente
Juan1980- Usuario VIP
- Mensajes : 7831
Página 16 de 40. • 1 ... 9 ... 15, 16, 17 ... 28 ... 40
Temas similares
» Hilo de Citas, frases...
» Citas a traves de emparejamiento del ADN
» Frases positivas.
» Frases de Carl Jung
» Juego: Frases de películas.
» Citas a traves de emparejamiento del ADN
» Frases positivas.
» Frases de Carl Jung
» Juego: Frases de películas.
Página 16 de 40.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.