Preocupaciones

Muchas personas vienen a consulta con miles de preocupaciones que les rondan la cabeza y no les dejan hacer su vida (“¿y si me mareo cuando salga a la calle?”, “¿y si le pasa algo a mi hijo con el coche?”, “¿y si esto que he dicho le ha sentado mal a Fulanito y ya no le caigo bien?”, “¿y si tengo una enfermedad horrible?”… y un largo etcétera).

Es curioso cómo las preocupaciones, que son sólo eso, preocupaciones, dominan a veces nuestra vida como si de verdad fueran a ocurrir. Al fin y al cabo son cosas que ni siquiera han pasado.

¿Por qué ocurre esto? Por evolución. Durante miles y miles de años han sobrevivido los “preocupones”. Los seres humanos no somos ni los más ágiles, ni los más fuertes, ni los más rápidos, sólo nos quedaba preocuparnos para poder sobrevivir. Las preocupaciones nos movilizaban para hacer cosas que nos protegían, como dormir en cuevas por si algún animal nos atacaba al aire libre, o guardar comida en vez de comerla toda por si pasabas hambre más adelante. Todo esto hoy en día también se traduce en “no tengo comida, tengo que ir al súper”, “tengo que ponerme a estudiar porque no me va a dar tiempo”, “ tengo que ponerme la crema solar porque no quiero quemarme”… y todo eso está bien que ocurra.


Quien no se preocupaba moría. El problema de todo esto es que tras años y años y años de cruzarse preocupones con preocupones, cada vez nos hemos ido preocupando más.

A todo esto se le une que el cerebro no entiende si las preocupaciones son útiles o no, así que nos manda todas las que se le vayan ocurriendo. El error que cometemos muchas veces es que prestamos atención a preocupaciones que no son para nada útiles y ni siquiera dependen de nosotros. Eso nos genera angustia y sufrimos mucho, es como si en ese momento nos creyéramos todo lo que nos dice nuestro cerebro, como si fuéramos pitonisos y viéramos el futuro de lo que va a ocurrir, y nada más lejos de la realidad.

¿Cómo solucionarlo?

La mayoría de personas que vienen a consulta por este tema lo que me dicen es “yo lo que quiero es no pensar” ¡No pensar! ¡Ojalá fuera posible! aunque no sería para nada útil, terminaríamos extinguiéndonos.

La clave no está tanto en “no pensar” sino en “no creerte todo lo que te manda tu cerebro”. Nuestra cabeza nos va a bombardear con preocupaciones, porque ese es su trabajo y gracias a ella seguimos en este planeta. Ahora, nuestra función es “filtrar” las que realmente dependen de nosotros, las que realmente son útiles, a las que realmente quiero poner solución ¡y las que de verdad son reales!

Como truco rápido: antes de empezar a darle vueltas a una preocupación y sufrir una angustia terrible durante un rato largo, nada más aparezca párate a analizar si eso que te está mandando tu cerebro es porque su función es preocuparse o porque de verdad hay algo de lo que te tengas que ocupar (que sea real, que dependa de ti). Simplemente haciendo esa distinción eliminamos (más bien gestionamos) la gran mayoría de preocupaciones diarias que tenemos.

Ocúpate, no te preocupes

me cuesta mucho eso que propone, es como si estuviese predeterminado para sentir preocupaciones al punto de intranquilizarme demasiado ¿será por miedo a morir? ¿y que tendrá de interesante la vida para un fóbico social si es un cúmulo de tormentos y malas experiencias? ¿no será mejor estar muerto? cada vez entiendo menos esto.

Las preocupaciones son un mecanismo de defensa y mas cuando has sufrido situaciones traumáticas, el tener que volver a pasar por algo similar gatilla la evitacion, el miedo y la incertidumbre lo cual es un circulo vicioso que se retroalimenta y suele ser mortal para la cabeza.

supongo que será algo condicionado al punto de ser instintivo y por eso tanta relevancia pese a que en el caso de a fobia social daría en ciertos casos lo mismo. Es como el temor a las alturas (vertigo), el miedo a quemarse o los ruidos fuertes.

alone escribió:

supongo que será algo condicionado al punto de ser instintivo y por eso tanta relevancia pese a que en el caso de a fobia social daría en ciertos casos lo mismo. Es como el temor a las alturas (vertigo), el miedo a quemarse o los ruidos fuertes.

Claro en nuestro caso, yo lo relaciono a la fobia, la ansiedad extrema que tenemos o como lo quieras llamar según el caso de cada uno (en este foro nos entendemos y sabemos que no es simple timidez), el problema es que se junta la patología que de por si es condicionante con las situaciones traumaticas y los miedos propios de las nuevas situaciones, en definitiva lo que para una persona normal es un solo problema para nosotros es un rejunte de pensamientos caóticos que terminan mezclandose de manera explosiva e incapacitante por eso para mi nuestras "preocupaciones" juegan en otra liga y hay que verlas desde otro nivel mas alto.

Yo estoy lleno de problemas y preocuparme es lo unico que hago, no entiendo porque no paso a la acción, pero bueno. Asi soy

y luego dicen que la naturaleza es sabia, que el humano es perfecto... aun asi no puedo dejar de ver al humano como un monton de chatarra

Creo que ya hablé una vez sobre la ataraxia: Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores (temores=preocupaciones, deseos=ansiedad). Existe la ataraxia médica como en la peli el caso Slevin, pero también como "objetivo filosófico", atenuar el impacto de los sucesos y emociones para no fabricar -si, las fabricamos nosotros desde dentro- preocupaciones y angustias. No es ir de happy en plan que guay todo que de rosa, eso sería el extremo opuesto a la negrura interminable y la ataraxia busca el centro.

Alguien dirá que tufo a budozen.... bueno, palos te vas a llevar, pueden atormentarte esperándolos y recibiéndolos y en suma ser cada vez peores o puedes aprender de ellos y enfocar mejor el siguiente y entre palo y palo vivir y sentir lo mejor posible. No tiene tan mala pinta

De los palos no se aprende nada Dexter, lo unico que pasa es que cada vez estas mas amargado y es como si fueses mas sabio pero lo que estas es mas amargado sin más, eso de "aprender del sufrimiento" es otra de las "perlas" que ha ido dejando caer la religión de turno para no decir claramente que la vida humana es un monton de mierda.

Frodo9 escribió:De los palos no se aprende nada Dexter, lo unico que pasa es que cada vez estas mas amargado y es como si fueses mas sabio pero lo que estas es mas amargado sin más, eso de "aprender del sufrimiento" es otra de las "perlas" que ha ido dejando caer la religión de turno para no decir claramente que la vida humana es un monton de mierda.

La perla de la religión es precisamente que te resignes y te los comas que para eso estás y que lo único que se aprende de ellos es a seguir soportándolos sin rechistar y cuanto más fuertes mejor. Yo estoy diciendo lo contrario, de cada palo intentaré aprender al menos a verlo venir y esquivar o repeler el siguiente que me tenga que venir por el mismo lado o al menos minimizar los daños, no creo que acumular amargura y dejar que me sigan dando de lleno sin hacer nada al respecto sea mejor ni más sana estrategia

Es verdad que de los palos se aprende algo. Pero también es cierto que las personas que te atacan son muy listas para lo que les conviene y si ven que tú estás preparado por un lado, te atacarán por otro.

Personalmente de los palos ya no aprendo nada, lo unico que hacen es amargarme mas y mas a medida que pasa el tiempo.

Yo también pienso que he aprendido cosas pero es lo que dije. Si no pueden darte por un lado, te dan por otro. Es una pena que no pongan tanto empeño en resolver sus propios problemas como el que ponen en tratar de destruir a alguien que no les ha hecho ningún mal. Seguro que la vida les iría mejor.

Aprender a separar las preocupaciones útiles de las exageradas/irreales es un arte que exige muchos meses de atención plena. Yo antes tenía un registro en una libreta donde apuntaba esas cosas. Parecerá mentira, pero al volver a leer las anotaciones meses después, me sorprendía que el 90% de esas cosas eran literalmente nada. Todo eran comportamientos de otras personas que yo retorcía y malinterpretaba para que encajasen dentro de mi visión de que la gente me quería ver encerrado en casa. Tanta energía neuronal malgastada en cosas que solo estaban en mi cabeza.
Tener perspectiva externa (como la de una persona de confianza o un psicólogo) es una gran ayuda, pero lo que principalmente resuelve el problema es ser sincero con uno mismo e intentar entender que nuestra percepción no es todo lo fiable que creemos.

Pues lo siento mucho frodo conozco la amargura prolongada y llegué a pensar que nadaría en ella toda la vida, pero dicen que es una decisión personal que el mayor impacto que tienen las cosas no es real sino autoprovocado desde dentro envolviendo y amplificando cada cosa y dándole más trascendencia de la necesaria.

Quizá muchos piensan que desamargarse de cosas que no se han resuelto es conformismo, pero yo lo que no puedo/se cambiar o no me esfuerzo lo suficiente intento aparcarlo donde menos moleste

pues yo siempre me he preocupado incluso de niño lo malo es que de niño sufres mas preocuparte por un examen por ejemplo o porque la comida del comedor del colegio no te gustara y tenia miedo a vomitar (era propenso a vomitar)sufri bastante de niño en ese sentido y tambien por un sentimiendo de desproteccion que tenia que le pasara algo a tus padres por ejemplo o simplemente que pasara algo inusual.

alone escribió: El error que cometemos muchas veces es que prestamos atención a preocupaciones que no son para nada útiles y ni siquiera dependen de nosotros. Eso nos genera angustia y sufrimos mucho, es como si en ese momento nos creyéramos todo lo que nos dice nuestro cerebro, como si fuéramos pitonisos y viéramos el futuro de lo que va a ocurrir, y nada más lejos de la realidad.

Como truco rápido: antes de empezar a darle vueltas a una preocupación y sufrir una angustia terrible durante un rato largo, nada más aparezca párate a analizar si eso que te está mandando tu cerebro es porque su función es preocuparse o porque de verdad hay algo de lo que te tengas que ocupar (que sea real, que dependa de ti). Simplemente haciendo esa distinción eliminamos (más bien gestionamos) la gran mayoría de preocupaciones diarias que tenemos.

Ocúpate, no te preocupes

He ahí la clave.


En definitiva, si algo tiene solución, para qué preocuparse si la tiene... y, si algo no tiene solución, para qué preocuparse si no la tiene...