Relato: El sombrero de copa

Florecilla de los Árboles jugaba a las canicas y saltaba a la comba. Era una niña que malgastaba el tiempo en cualquier tontería. Su futuro no se pronosticaba prometedor...

Florecilla creció, siempre solitaria y observando a su alrededor.

Una fría noche de invierno tuvo un sueño y en él vió la existencia de un pueblo fantasma: Piedras de Enmedio, situado entre Rocas de Arriba y Arena de Abajo, en la provincia de Noexiste.




                                                                                    (Continuará...)

Era primavera, había bonitas flores por todas partes y corría una suave brisa. Florecilla salió a comprar el pan. En la panadería estaban dos de sus vecinas y un muchacho que no conocía, era un noexistente...

La dependienta le estaba diciendo:
- Tú no eres de por aquí ¿verdad, muchacho?.
A lo que el chico respondió:
- No, vengo de muy lejos... de un lugar que ni siquiera está en el mapa (las mujeres rieron ante semejante ocurrencia).
Y ¿cómo se llama ése lugar? -le preguntaron-.
Piedras de Enmedio -respondió-.

Florecilla enmudeció al escuchar ése nombre, era el mismo de sus sueños... La chica le preguntó si podía indicarle cómo llegar hasta allí, a lo que el muchacho le dijo que podía llevarla en su moto si quería ir. Florecilla nunca había subido a una moto ni se iba con desconocidos pero aquella vez sí lo hizo...

Comenzaron el trayecto que duró una hora aproximadamente hasta llegar a un lugar perdido en mitad de la nada en el que reinaba casi el más absoluto de los silencios. Se escuchaba un sonido que provenía de todo lo alto de la calle...

¿Qué se oye? -preguntó Florecilla-
Es música que sale del único bar del pueblo: El sombrero de copa -respondió el muchacho-

- Por cierto, ¿cómo te llamas?, yo soy Florecilla de los Árboles.
- Encantado, Florecilla. Mi nombre es Oliveto Motoreto.
- Igualmente. Por favor, Oliveto, llévame al bar, me gustaría verlo.