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El sesgo del Estatus Quo.
3 participantes
Página 1 de 1.
El sesgo del Estatus Quo.
por annie Lun 16 Ago 2021 - 15:14
Sesgo del statu quo, cuando no se quiere cambiar
Dice un viejo refrán que más vale malo conocido que bueno por conocer. Tenemos la tendencia a preferir que las cosas se mantengan tal como están, a menos, obviamente, que sean terribles. De hecho, incluso en situaciones adversas que distan mucho de ser ideales pero en las que hemos encontrado cierto equilibrio, solemos preferir la continuidad a la disrupción, un pasado conocido a un futuro incierto. A veces es casi como si prefiriéramos la certeza de la miseria que la miseria de la incertidumbre.
Esa es la razón por la que nos mantenemos apegados a viejos hábitos y defendemos ciertas costumbres que, racionalmente, son inexplicables. Esa es la razón por la que nos quedamos atrapados en relaciones y entornos tóxicos. Pero también es la razón por la que resulta tan difícil cambiar un sistema social, un patrón cultural o una forma asentada de hacer las cosas. Esa tendencia tiene un nombre: sesgo del statu quo.
¿Qué es el sesgo del statu quo exactamente?
El sesgo del statu quo es una preferencia irracional por la situación actual. En práctica, una vez que establecemos o reconocemos una línea base, esta se convierte en un punto de referencia y cualquier cambio en ella es percibido como una pérdida o una amenaza, aunque sea positivo.
Curiosamente, la expresión proviene de la frase latina statu quo ante bellum (el estado de cosas antes de la guerra) que se usaba en los tratados de paz. La frase implicaba la retirada de las tropas del campo de batalla y el retorno al estado antes de la guerra, retomando la manera de hacer las cosas y el orden anterior.
En la actualidad, el sesgo del statu quo se puede apreciar, por ejemplo, cuando compramos un teléfono móvil nuevo. Curiosamente, cuantas más opciones tenga, más dejaremos las opciones por defecto que ha seleccionado el fabricante, limitándonos a cambiar el fondo de pantalla, el tono de llamada y dos o tres opciones más. Eso significa que la inercia tiene un poder enorme sobre nuestras decisiones y comportamientos.
Dime de dónde partes y te diré adónde llegarás
El sesgo del statu quo puede ser muy paralizante, limitando considerablemente nuestras opciones y perspectivas de futuro. En práctica, el punto de partida que establezcamos determina el punto al que llegaremos, simplemente porque no nos atreveremos a ir más allá.
Un curioso evento en los estados de Nueva Jersey y Pensilvania lo demostró. Ambos estados llevaron a cabo (sin darse cuenta) un experimento a gran escala sobre el sesgo del statu quo. Ofrecían la posibilidad de elegir entre dos tipos de seguros de coche: una póliza más barata que limitaba el derecho a demandar y una más cara que no establecía límites a las demandas. A los conductores de Nueva Jersey se les ofrecía por defecto la póliza más barata, aunque podían elegir una más cara, mientras que a los de Pensilvania se les brindaba por defecto la opción más cara, aunque también podían elegir la otra opción.
En 1990 un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania estudiaron el efecto psicológico de esa línea base y comprobaron que solo el 23% de los conductores de Nueva Jersey elegían la póliza más cara que incluía el derecho a demandar. Sin embargo, ese número se elevó al 53% en los conductores de Pensilvania.
En práctica, la opción por defecto de la que se parte influye en nuestras decisiones, aunque seamos conscientes de que podemos cambiar. Simplemente no lo hacemos por inercia, preferimos mantenernos anclados a la línea base que ya conocemos o que otros han configurado en nuestro lugar. Eso, obviamente, limita nuestras opciones y a menudo nos conduce a escenarios poco convenientes que no se ajustan a nuestras necesidades reales.
Los 3 pilares psicológicos que sustentan el sesgo del statu quo
Aversión a la pérdida
A la hora de realizar un cambio, todos sopesamos las pérdidas potenciales y las comparamos con las ganancias. El problema es que no somos racionales en esa comparación ya que le damos mucho más valor a las pérdidas que a las ganancias. Un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de Columbia Británica lo comprobó.
Supongamos que haces una apuesta. Si tiro una moneda y sale cara, ganas X euros y si sale cruz pierdes 100 euros. ¿Cuánto debe ser X para que estés dispuesto a apostar? La mayoría de los participantes respondieron que unos 200 euros, lo cual significa que solo la perspectiva de genar 200 euros compensa la pérdida de 100. Tenemos un fuerte deseo a conservar lo que tenemos y rechazamos incurrir en pérdidas, a menos que las ganancias puedan duplicarlas.
Miedo a la incertidumbre
El statu quo es algo conocido. Es esa zona de confort en la que nos movemos con relativa comodidad o con conocimiento de causa. Tenemos cierto control sobre las circunstancias porque podemos anticipar lo que va a ocurrir. Eso nos brinda cierta sensación de seguridad de la que no estamos dispuestos a deshacernos tan fácilmente.
Sin embargo, cambiar el statu quo a menudo implica tener que abrazar lo incierto. No sabemos con certeza qué sucederá, lo cual nos genera ansiedad y miedo. Por eso preferimos quedarnos con lo conocido, incluso siendo conscientes de que podríamos alcanzar algo mejor.
Resistencia al cambio
La mera exposición a una situación ya hace que nos vayamos acostumbrando a ella. En nuestra mente, los estados existentes suelen ser mejores porque sabemos cómo reaccionar, de manera que solo tenemos que activar los patrones de respuesta predeterminados.
El cambio implica una alteración de ese sistema y significa tener que buscar respuestas alternativas. Eso implica más esfuerzo. Por eso nos resistimos. Además, nuestra mente suele percibir las situaciones existentes como más verdaderas, de manera que les conferiremos más peso en comparación con situaciones hipotéticas que no hemos vivido.
El equilibrio entre el statu quo y el cambio inevitable
Una investigación realizada por neurocientíficos del University College de Londres analizó las vías neuronales involucradas en el sesgo de status quo y descubrió que cuanto más difícil es la decisión a la que nos enfrentamos, más probable es que no actuemos. En práctica, sufrimos una parálisis por análisis. La simple perspectiva de tener que sopesar tantas opciones con sus pros y sus contras nos bloquea. Por tanto, elegimos la vía más sencilla: mantener el statu quo.
Sin embargo, estos neurocientíficos también comprobaron que el sesgo del statu quo no suele ser la mejor solución ya que conducía a más errores en la toma de decisiones.
En otras palabras, pensar que lo que conocemos es la mejor solución es una falacia. Mantenernos en los límites de lo conocido puede ser conveniente en algunos casos, pero aferrarnos a ello nos lleva a negar la única verdad inherente a la vida: el cambio.
Cuando negamos el cambio y nos quedamos anclados a lo que nos resulta familiar corremos el riesgo de desplegar un arsenal de comportamientos que pueden volverse anacrónicos y desadaptativos rápidamente. Por eso necesitamos reevaluar constantemente nuestras decisiones y creencias, preguntándonos si siguen siendo válidas para las circunstancias actuales. Necesitamos encontrar un equilibrio entre la seguridad que nos transmite el statu quo y las posibilidades que encierra el cambio.
Fuentes:
Eidelman, S. & Crandall, C. S. (2012) Bias in Favor of the Status Quo. Social and Personality Psychology Compass; 6(3): 270-281.
Fleming, S. M. et. Al. (2010) Overcoming status quo bias in the human brain. Proc Natl Acad Sci U S A; 107(13): 6005–6009.
Kahneman, D. et. Al. (1991) Anomalies: The Endowment Effect, Loss Aversion, and Status Quo Bias. The Journal of Economic Perspectives; 5(1): 193-206.
Hershey, J. et. Al. (1990) What Is the Right to Sue Worth? Wharton School, Universidad de Pensilvania.
Kahneman, D. & Tversky, A. (1984) Choices, values, and frames. American Psychologist; 39(4): 341–350
Dice un viejo refrán que más vale malo conocido que bueno por conocer. Tenemos la tendencia a preferir que las cosas se mantengan tal como están, a menos, obviamente, que sean terribles. De hecho, incluso en situaciones adversas que distan mucho de ser ideales pero en las que hemos encontrado cierto equilibrio, solemos preferir la continuidad a la disrupción, un pasado conocido a un futuro incierto. A veces es casi como si prefiriéramos la certeza de la miseria que la miseria de la incertidumbre.
Esa es la razón por la que nos mantenemos apegados a viejos hábitos y defendemos ciertas costumbres que, racionalmente, son inexplicables. Esa es la razón por la que nos quedamos atrapados en relaciones y entornos tóxicos. Pero también es la razón por la que resulta tan difícil cambiar un sistema social, un patrón cultural o una forma asentada de hacer las cosas. Esa tendencia tiene un nombre: sesgo del statu quo.
¿Qué es el sesgo del statu quo exactamente?
El sesgo del statu quo es una preferencia irracional por la situación actual. En práctica, una vez que establecemos o reconocemos una línea base, esta se convierte en un punto de referencia y cualquier cambio en ella es percibido como una pérdida o una amenaza, aunque sea positivo.
Curiosamente, la expresión proviene de la frase latina statu quo ante bellum (el estado de cosas antes de la guerra) que se usaba en los tratados de paz. La frase implicaba la retirada de las tropas del campo de batalla y el retorno al estado antes de la guerra, retomando la manera de hacer las cosas y el orden anterior.
En la actualidad, el sesgo del statu quo se puede apreciar, por ejemplo, cuando compramos un teléfono móvil nuevo. Curiosamente, cuantas más opciones tenga, más dejaremos las opciones por defecto que ha seleccionado el fabricante, limitándonos a cambiar el fondo de pantalla, el tono de llamada y dos o tres opciones más. Eso significa que la inercia tiene un poder enorme sobre nuestras decisiones y comportamientos.
Dime de dónde partes y te diré adónde llegarás
El sesgo del statu quo puede ser muy paralizante, limitando considerablemente nuestras opciones y perspectivas de futuro. En práctica, el punto de partida que establezcamos determina el punto al que llegaremos, simplemente porque no nos atreveremos a ir más allá.
Un curioso evento en los estados de Nueva Jersey y Pensilvania lo demostró. Ambos estados llevaron a cabo (sin darse cuenta) un experimento a gran escala sobre el sesgo del statu quo. Ofrecían la posibilidad de elegir entre dos tipos de seguros de coche: una póliza más barata que limitaba el derecho a demandar y una más cara que no establecía límites a las demandas. A los conductores de Nueva Jersey se les ofrecía por defecto la póliza más barata, aunque podían elegir una más cara, mientras que a los de Pensilvania se les brindaba por defecto la opción más cara, aunque también podían elegir la otra opción.
En 1990 un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania estudiaron el efecto psicológico de esa línea base y comprobaron que solo el 23% de los conductores de Nueva Jersey elegían la póliza más cara que incluía el derecho a demandar. Sin embargo, ese número se elevó al 53% en los conductores de Pensilvania.
En práctica, la opción por defecto de la que se parte influye en nuestras decisiones, aunque seamos conscientes de que podemos cambiar. Simplemente no lo hacemos por inercia, preferimos mantenernos anclados a la línea base que ya conocemos o que otros han configurado en nuestro lugar. Eso, obviamente, limita nuestras opciones y a menudo nos conduce a escenarios poco convenientes que no se ajustan a nuestras necesidades reales.
Los 3 pilares psicológicos que sustentan el sesgo del statu quo
Aversión a la pérdida
A la hora de realizar un cambio, todos sopesamos las pérdidas potenciales y las comparamos con las ganancias. El problema es que no somos racionales en esa comparación ya que le damos mucho más valor a las pérdidas que a las ganancias. Un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de Columbia Británica lo comprobó.
Supongamos que haces una apuesta. Si tiro una moneda y sale cara, ganas X euros y si sale cruz pierdes 100 euros. ¿Cuánto debe ser X para que estés dispuesto a apostar? La mayoría de los participantes respondieron que unos 200 euros, lo cual significa que solo la perspectiva de genar 200 euros compensa la pérdida de 100. Tenemos un fuerte deseo a conservar lo que tenemos y rechazamos incurrir en pérdidas, a menos que las ganancias puedan duplicarlas.
Miedo a la incertidumbre
El statu quo es algo conocido. Es esa zona de confort en la que nos movemos con relativa comodidad o con conocimiento de causa. Tenemos cierto control sobre las circunstancias porque podemos anticipar lo que va a ocurrir. Eso nos brinda cierta sensación de seguridad de la que no estamos dispuestos a deshacernos tan fácilmente.
Sin embargo, cambiar el statu quo a menudo implica tener que abrazar lo incierto. No sabemos con certeza qué sucederá, lo cual nos genera ansiedad y miedo. Por eso preferimos quedarnos con lo conocido, incluso siendo conscientes de que podríamos alcanzar algo mejor.
Resistencia al cambio
La mera exposición a una situación ya hace que nos vayamos acostumbrando a ella. En nuestra mente, los estados existentes suelen ser mejores porque sabemos cómo reaccionar, de manera que solo tenemos que activar los patrones de respuesta predeterminados.
El cambio implica una alteración de ese sistema y significa tener que buscar respuestas alternativas. Eso implica más esfuerzo. Por eso nos resistimos. Además, nuestra mente suele percibir las situaciones existentes como más verdaderas, de manera que les conferiremos más peso en comparación con situaciones hipotéticas que no hemos vivido.
El equilibrio entre el statu quo y el cambio inevitable
Una investigación realizada por neurocientíficos del University College de Londres analizó las vías neuronales involucradas en el sesgo de status quo y descubrió que cuanto más difícil es la decisión a la que nos enfrentamos, más probable es que no actuemos. En práctica, sufrimos una parálisis por análisis. La simple perspectiva de tener que sopesar tantas opciones con sus pros y sus contras nos bloquea. Por tanto, elegimos la vía más sencilla: mantener el statu quo.
Sin embargo, estos neurocientíficos también comprobaron que el sesgo del statu quo no suele ser la mejor solución ya que conducía a más errores en la toma de decisiones.
En otras palabras, pensar que lo que conocemos es la mejor solución es una falacia. Mantenernos en los límites de lo conocido puede ser conveniente en algunos casos, pero aferrarnos a ello nos lleva a negar la única verdad inherente a la vida: el cambio.
Cuando negamos el cambio y nos quedamos anclados a lo que nos resulta familiar corremos el riesgo de desplegar un arsenal de comportamientos que pueden volverse anacrónicos y desadaptativos rápidamente. Por eso necesitamos reevaluar constantemente nuestras decisiones y creencias, preguntándonos si siguen siendo válidas para las circunstancias actuales. Necesitamos encontrar un equilibrio entre la seguridad que nos transmite el statu quo y las posibilidades que encierra el cambio.
Fuentes:
Eidelman, S. & Crandall, C. S. (2012) Bias in Favor of the Status Quo. Social and Personality Psychology Compass; 6(3): 270-281.
Fleming, S. M. et. Al. (2010) Overcoming status quo bias in the human brain. Proc Natl Acad Sci U S A; 107(13): 6005–6009.
Kahneman, D. et. Al. (1991) Anomalies: The Endowment Effect, Loss Aversion, and Status Quo Bias. The Journal of Economic Perspectives; 5(1): 193-206.
Hershey, J. et. Al. (1990) What Is the Right to Sue Worth? Wharton School, Universidad de Pensilvania.
Kahneman, D. & Tversky, A. (1984) Choices, values, and frames. American Psychologist; 39(4): 341–350
annie- Usuario VIP
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A nico27, Okami, hombrecito y a Caotico les gusta esta publicaciòn
Hieidraa- Usuario VIP
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Re: El sesgo del Estatus Quo.
por nico27 Lun 16 Ago 2021 - 18:30
Queremos certezas, por eso abrazamos el statu-quo. Nos hace sentir seguros. Aunque sea una mala opción.
Mientras mayor sea el costo de mantener el statu-quo, mayores serán las opciones del cambio.
Mientras mayor sea el costo de mantener el statu-quo, mayores serán las opciones del cambio.
nico27- Usuario VIP
- Mensajes : 1644
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