Relatos conjuntos II

Tras el inesperado éxito de nuestro primer relato conjunto "Senectud Carmesí", el cual obtuvo el premio al mejor relato ficticio de habla no inglesa por parte de la "Fundación De-Mentes" y fue traducido a 3738282828633 idiomas y publicado en 12 planetas, he pensado:
"Pues vamos a hacer otro y tal."

NORMAS

-Los foreros realizarán aportaciones de un máximo de 25 palabras por mensaje.

-Un mismo forero nunca publicará dos mensajes seguidos, siempre se irán alternando.

-Absoluta libertad creativa, pero siempre con una mínima conexión coherente al escrito precedente.

-El relato se dará por finalizado una vez se hayan completado dos páginas del hilo. Se podrá añadir un último mensaje que no supere las 40 palabras en tercera página, en caso de que el final resultase excesivamente absurdo.


Sin más, comencemos:



Llevo veinte minutos mirando. Mi pierna izquierda se ha dormido y siento la imperiosa necesidad de vaciar el depósito, pero no puedo dejar de... mirar.

Ya había visto muchos y nunca me ha alarmado, pero es que este es tan negro, tan peludo... tan hipnotizante

No tenía ni idea de como se había colado aquel vagabundo mugriento y melenudo en mi habitación. Me miraba fijamente con unos ojos casi inhumanos.

Unos ojos que no era la primera vez que le miraban... El vagabundo extendió su mano a modo de saludo y emitió un gruñido desgarrador.

Su mirada se perdió y cayó inconsciente. Me abalancé sobre él con intención de reanimarlo. Repentinamente, abrió los ojos y sujetó mis muñecas con fuerza.

"Arregla tu vida! Mira como vas a acabar si no lo haces! Soy tú mismo y vengo del fu....." Esas fueron las últimas palabras del extraño vagabundo.

Para liberar tensión del shock me dije "bueno, por lo menos no me he quedado calvo". Tuve la imperiosa necesidad de llamar a mi jefe.

La gorda y fea cara de mi jefe apareció en la pantalla del telefono. Tantos y tan creativos insultos inventados para este momento. Por cual empezar?

Finalmente permanecí en silencio apretando los dientes y colgué el teléfono. Cerré los ojos e imaginé... Al día siguiente, ni rastro de mi jefe.

En su puesto, había un hipster con pinta de frikazo. Cuando le pregunté a un compi quien era ese tipo, su respuesta me dejó picueto.

Era el primo de un amigo del creador de 'Vuelo maldito' y había recorrido medio mundo en globo. Yo necesitaba un café o dos...

Como no había café, me metí una raya de coca en el baño de chicas, que estaba libre. Creí estar solo, pero escuché un ruido...

Era mi jefe hispter con un brazo metido en el water. "El portal tiene que estar por aquí. Me llegan los olores del mundo oculto".

Una chica entró al baño de chicas. Mi jefe huyó con algo negro, peludo e hipnotizante. Yo sentí un golpe seco en la cabeza.

Me desperté en un plano esotérico, lleno de miles de esas cosas negras y peludas flotando, y en frente de mí el jefe hipster...

Al igual que el anterior, mi nuevo jefe desapareció ante mis ojos... fué abducido por ellos. Alguien gritó mi nombre y yo permanecí en silencio.

Ante mí se detuvo una mujer pálida de infinita melena azabache. Tomó mi mano y puso sobre ella una cosa negra, peluda e hipnotizante.
-Cómetela.

-Si lo haces, tendrás el poder de los antiguos dioses del cosmos y podrás viajar entre dimensiones. Deja atrás tu patética vida.

Me metí la cosa negra en la boca y comencé a masticarla. Su textura era extrañamente pegajosa, cuanto más masticaba más me costaba mover la mandíbula.

Ya no necesitas boca! La cosa negra y peluda hablará por ti! Ahora sois un único ser! Gritó histerica la mujer pálida con acento japonés.

-Koro chupi japi paki totum tachán pin pan toma lacasitos. ¡No te atrevas! -dijo la cosa negra y peluda muerta de risa a su bola-.

La mujer pálida se acercó levitando hacia mí y agarró mi cabeza fuertemente, sus manos estaban frías como el hielo.

-No te resistas cariño, susurraba.

La mujer de pelo azabache sonrió y empecé a caer al vacío a gran velocidad.
Volvía a estar en el baño, con la maldita cosa negra en la boca.

La cosa negra ya controlaba mi cuerpo. Era como dejarle las llaves de mi amado coche a un loco desconocido. Y yo iba de copiloto.

Perdí la noción del tiempo durante unos minutos u horas. La sensación era como la peor de las resacas, no entendía lo que estaba pasando.